La tecnología avanzada aplicada a las ciencias de la salud se traduce en mayor probabilidad de diagnóstico y tratamiento precoces, lo que permite en muchas ocasiones un incremento de la esperanza de vida, sin embargo, esto también acarrea dilemas éticos entre la definición adecuada de calidad de vida, hasta cuando mantener a un paciente con soporte artificial, entre otras. El estado de gravedad extrema en el que se encuentran los enfermos críticos los hace una población de gran interés para investigación y experimentación, sin embargo, el estado de sedación profunda al que están sometidos, los trastornos agudos de la conciencia (delirio), encefalopatías de varias etiologías, entre otros, los hacen no competentes para decidir sobre su participación o no en proyectos de investigación, debiendo ser considerados como un grupo vulnerable cuyo enrolamiento en trabajos científicos debe ser analizado por un comité de bioética. En el presente trabajo reflexionamos y tratamos de dar sustento científico, en base a datos históricos y contemporáneos, sobre ésta delicada temática(AU)