La depleción nutricional ha demostrado ser el principal determinante en el desarrollo de complicaciones postoperatorias. Los pacientes sometidos a cirugía gastrointestinal están en riesgo de sufrir depleción nutricional debido a ingesta inadecuada, estrés quirúrgico e incremento del gasto metabólico. La presencia de íleo postoperatorio y la integridad de la nueva anastomosis han llevado a mantener un ayuno con administración de líquidos parenterales hasta que el paciente comience con ruidos intestinales o elimine gases. Sin embargo, se ha visto que la nutrición postoperatoria enteral precoz es efectiva y bien tolerada. La alimentación enteral se asocia también con beneficios clínicos tales como la reducción en la incidencia de complicaciones infecciosas postoperatorias y una mejoría en la cicatrización de los tejidos. Los estudios indican que la reducción significativa de morbimortalidad asociada a nutrición parenteral total se limita a aquellos pacientes severamente desnutridos portadores de neoplasias gastrointestinales. Un metaanálisis ha mostrado que la nutrición enteral se asocia con menores complicaciones sépticas, reducción de costos y menor estadía hospitalaria si se la compara con la nutrición parenteral, por lo que debería ser de elección cuando sea posible. Parece no haber claras ventajas en mantener a los pacientes con "nada por boca" después de una reseccción gastrointestinal electiva. La nutrición enteral siempre es beneficiosa. La evidencia a favor del soporte nutricional preoperatorio es limitada, pero sugiere que si los pacientes desnutridos son adecuadamente alimentados por 7-10 días previos a la cirugía, los resultados postquirúrgicos pueden mejorar. Se están explorando los beneficios potenciales de la glutamina sobre el intestino y el sistema inmune en pacientes sometidos a cirugía gastrointestinal. Hasta la fecha se ha demostrado que la nutrición parenteral enriquecida con glutamina reduce la estancia hospitalaria y los costos en paciente...(AU)