RESUMEN
A modo de tejido en un telar muestro las diferencias de colores y tensiones que entran
en juego en esta posibilidad de permanecer como psicoanalista a lo largo de diez años
en el penal de Máxima Seguridad de mujeres. Hablar del penal y de las personas que
viven tantos años en él, es hablar de la oscuridad de lo humano en todas sus dimensiones.
Pero también de la posibilidad de nuevos nacimientos en la psique estigmatizada
por la violencia.
En medio de este tejido intento comunicar algo de la palabra y proceso liberador
de Luna en el que también llega a reparar el lazo que la une a la generación de hijos
marcados por la violencia. Encuentro así en ella el testimonio de que se puede pensar
como posible la rehabilitación para la reinserción, pero desde un cambio psíquico que
permite desenterrar y elaborar el horror vivido y transferido a la otra generación. Una
madre que permite separar a su hija de su propio cuerpo torturado por la culpa. Una hija
que puede llegar a elaborar psíquicamente representaciones posibles de este horror
heredado.
Creo que la presencia como psicoanalistas intra y extramuros es fundamental para
poder crear espacios vinculares que promuevan y sostengan la posibilidad de pensar y
elaborar la reparación del tejido humano dañado. Sólo así recuperando confianza será
posible la creación de un nuevo lazo social