RESUMEN
El conocimiento científico, su producción y sus productos, forman parte de constructos sociales. Cada sociedad,tiene la ciencia que puede darse y, ella, depende de las tensiones históricas que la construyen y sustentan: así cobranvalor político y cultural. La ciencia argentina no está exenta de estas consideraciones. En este artículo, nos interesauna historia particular dentro de su contexto: la aparición de la interdisciplina como un espacio para la producción deconocimientos científicos. Esta emergencia está vinculada al desarrollo académico conseguido en la década de 1960,especialmente en los avances de las ciencias exactas de la Universidad de Buenos Aires, a través de un proyectocientífico nacional con autonomía e influencia política. Este modelo se vio truncado por la sucesión de dictadurasmilitares y cívico-militares, que cambiaron los proyectos científicos y académicos y se encargaron de encaminar,mediante represión, tortura y exterminio la ciencia argentina hacia un esquema técnico y despolitizado. Con elretorno de la democracia en 1983, la discusión sobre interdisciplina cobró nuevos sentidos. La influencia de lasexperiencias internacionales, como así también de las corporaciones privadas, acercaron la lógica interdisciplinaria ala ciencia dominante.
En este escrito abordaremos esa historia, que da cuenta de tres debates abiertos y necesarios para entender qué es ycómo se puede hacer interdisciplina en la Argentina. Por un lado, tenemos que prestar atención a la relación entreciencia, política y proyecto científico nacional: cómo inició ese proceso y cómo continúa. A continuación, debemosentender diferentes modelos de interdisciplinariedad, atendiendo a ese contexto académico político. Y, al final, perono menos importante, cuáles son las condiciones de posibilidad de la interdisciplina y qué proyecto político asomacomo novedoso
RESUMEN
A partir de la irrupción de los estudios sobre la(s) cultura(s) en comunicación, desde que se estableció -a mediados
del siglo pasado- un solapamiento entre cultura y artefactos comunicacionales, el despliegue de posiciones
pluralistas y relativistas configuraron la idea de comunicación como interdisciplina o transdisciplina.
Lejos de establecer el debate en las tensiones que emergían en el campo de la comunicación entre cul turas y medios
masivos, entre producción y recepción (de mensajes y sentidos), la problemática se trasladó a los límites porosos del
campo comunicacional, a la capacidad articulatoria de temáticas y ejes diversos que la investigación culturista
permitía.
Independ ientemente de las posturas encontradas, epistemológicamente diferenciadas, sobre los estudios de
comunicación que van desde la manipulación (de medios) al consumo ciudadano (como receptáculo reflexivo), la
cultura en plural ha consagrado la idea de una metadisciplina con los prefijos inter o trans que le confieren
identidad al campo de la comunicación. Se presenta como un rasgo propio del campo, como si las investigaciones en
comunicación y cultura pudieran habérselas con distintos espacios de saber.
Estas nociones deben vérselas, en primera instancia, con el desarrollo científ ico de otras áreas de conocimiento,
como las Ciencias Ambientales o la Biología Molecular, pero, en otra instancia, deben poner de manifiesto la
imposibilidad de pensar este emergente inter y también trans en un aufhebung (suprimir, contener y superar):
para considerarse interdisciplina y/o transdisciplina debe haber sido (forzosamente) disciplina y haber superado
dificultades, tensiones y propósitos internos.
Así, el espacio interdisciplinario y también e l transdisciplinario merecen una argumentación sólida, la construcción
de problemáticas (a resolver) con suelo teórico propio y el diálogo irrestricto con campos del saber diferentes al de
las Ciencias Sociales. Ellas responden a las lógicas de estudio propias de la complejidad más que a un campo de
estudios. Superar las barreras disciplinares es una empresa de transgresión paradigmática y de convergencia de
saberes a través de una masa crítica de sistemas en tensión constante