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En la bibliografía a mi alcance se dice que la filiación es el resultado de la identificación de los descendientes con sus ancestros. Sin embargo, podría agregarse una nueva explicación. Ellasería una ilación simbólica inconsciente, que realiza el deseo, al unir el pasado con el presente en un acto de transferencia. Esa ilación suele darse entre imagos o incluso entre creencias de una familia, pero en realidad es un proceso de semiosis anónima, cuya naturaleza trasciende la imaginería de sus expresiones prácticas. Tiene el carácter doble de una sutura simbólica y de una investidura libidinal específica, que se realiza a través de la experiencia transferencial. Ese proceso de sutura simbólica no pone en discusión el papel de las identificaciones postedípicas -tan intensas en la latencia-, pero agrega un factor de importancia en el debut adolescente, donde los fenómenos de singularidad y de apropiación de la decisión vital exponen al joven a situaciones de perplejidad y de ruptura, acordes con su proceso de subjetivación adolescente. En esa emergencia, la semiosis ofrece una ligazón, en la que la memoria inconsciente se presta a ser referencia tanto del deseo actual -al modo como ocurre en el sueño- como de su agencia manifestante -lo que solemos llamar el autor, el Yo o el sujeto, según el plano tópico donde nos ubiquemos. En estos términos, la filiación sería un caso especial de la semiosis general, una vez que se reconoce una familiaridad o descendencia en la transformación evolutiva del contenido subjetivo de una familia o de un colectivo social. La identificación prestaría su imagen como soporte figurativo de una relación semiósica que la trasciende, en sus complejas vías de determinación simbólica -causales, analógicas o poéticas. Se ilustra la discusión con material clínico de adolescentes