RESUMEN
INTRODUCCIÓN: Con 196 515 casos positivos de SARS-CoV-2 al 7 de junio, el Perú enfrenta una sobredemanda de los pacientes con COVID-19 que requieren atención en servicios de salud (Ministerio de Salud 2020). Este escenario se ve reflejado en los 9583 pacientes hospitalizados, de los cuales 1062 se encuentran en una unidad de cuidados intensivos con ventilación mecánica (Ministerio de Salud 2020). Así se deben implementar una serie de procesos de desinfección en los ambientes de los servicios de salud destinados a reducir el riesgo de contagio entre pacientes y al personal de salud considerando que la vía principal de transmisión del SARS-CoV-2 en ambientes interiores es por vía aérea a partir de los portadores del virus (Setti et al. 2020). Como parte de las estrategias del sistema de salud para enfrentar al COVID-19 se expandió la oferta de camas hospitalarias y de unidades de cuidados intensivos; asimismo, se implementaron diversos ambientes para acoger a los pacientes con COVID-19 (Presidencia del Consejo de Ministros 2020). Los pacientes con COVID-19 pueden generar gotas y aerosoles al estornudar, toser y hablar que pueden diseminar al SARS-CoV-2 (World Health Organization 2020b), por lo tanto, la atención en entornos hospitalarios requiere un alto nivel de asepsia. Sin embargo, la escasez de recursos y de personal de salud durante la pandemia, se ha convertido en una limitante, por lo que es necesario evaluar cuáles son las medidas más efectivas y qué otras medidas de desinfección pueden ser empleadas para este fin. El 30 de marzo de 2020, el Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación publicó el Reporte Breve N° 15, en el cual se evaluó el uso de luz ultravioleta como sustituto a la presión negativa en unidades de cuidados intensivos, concluyendo hasta ese momento que, no se podía establecer si la luz ultravioleta inactiva al SARS-CoV-2 y que estudios previos en otros coronavirus han mostrados resultados positivos con la luz ultravioleta tipo C (Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación 2020). No obstante, es necesario evaluar si existe evidencia más actualizada y si es posible emplear la luz ultravioleta en otros ambientes hospitalarios. En tal sentido, el objetivo del presente reporte breve es identificar la mejor evidencia disponible acerca de la eficacia de la luz ultravioleta para ser usada como un procedimiento desinfección contra el SARS-CoV-2 en ambientes hospitalarios y sus recomendaciones de uso. MÉTODOS: Se llevó a cabo una búsqueda sistemática de la literatura el día 7 de junio de 2020 con respecto al uso de la luz ultravioleta para la desinfección de ambientes o superficies hospitalarias en el contexto de SARS-CoV-2. Para ello se emplearon las bases de datos bibliográficas: PubMed, Medline vía OVID y Embase. Asimismo, se realizó una búsqueda manual avanzada en Google, y en páginas web de las principales sociedades o instituciones especializadas, tales como la World Health Organization (WHO) ((https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019) y Centers for Disease Control and Prevention (CDC) (https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/index.html). Se consideró la revisión de las listas de referencias de los estudios selecionado. RESULTADOS: No se encontraron guías de práctica clínica, evaluaciones de tecnologías sanitarias, revisiones sistemáticas o estudios primarios en las bases de datos bibliográficas que evalúen la eficacia de la luz ultravioleta para ser usada como un procedimiento de desinfección contra el SARS-CoV-2 en ambientes hospitalarios. A la fecha se han publicado una serie de experiencias acerca de medidas implementadas ante el COVID-19 y una guía de la Organización Mundial de la Salud donde se describen algunas medidas que deben implementarse en áreas de evaluación y tratamiento de pacientes COVID-19 en servicios de salud. La información contenida en estos documentos sobre luz ultravioleta es muy puntual y no brinda mayores detalles técnicos acerca de las características de los equipos y condiciones de operatividad de los equipos. CONCLUSIÓN: No se han encontrado estudios que determinen la eficacia de la luz ultravioleta para la desinfección de ambientes o superficie hospitalarios. No obstante, tal como fue descrito en el Reporte Breve N° 15 del Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación, existen estudios in vitro que muestran que la luz ultravioleta tiene la capacidad de inhibir el crecimiento en los coronavirus MERS y SARS, los cuales tienen un componente genético es similar al SARS-CoV-2. El uso de la luz ultravioleta en entornos hospitalarios ha sido descrito en publicaciones de experiencias realizadas en China, que reportan su uso como un procedimiento de desinfección de ambientes hospitalarios que se realiza durante 20 a 60 minutos sin tener mayores detalles sobre el tipo de luz ultravioleta empleada, fuentes de luz empleadas y área de cobertura de la fuente de luz ultravioleta según tipo de área hospitalaria. Es importante mencionar que la irradiación de luz ultravioleta para la desinfección de ambientes o superficies hospitalarias requiere que las salas estén sin pacientes o personal de salud por el daño potencial que puede ocasionar la sobreexposición en piel y ojos (Yan et al. 2020, Barnard, Eadie, and Wood 2020, Talbot et al. 2002). Por lo tanto, con la evidencia disponible a la fecha (7 de junio de 2020), no es posible establecer si la luz ultravioleta es eficaz para inactivar al virus SARS-CoV-2; sin embargo, experiencias previas y una guía de la Organización Mundial de la Salud incluyen a la luz ultravioleta de tipo C como una media de desinfección luego de un procedimiento de limpieza manual en ambientes destinados a la atención de pacientes con COVID-19. Futuras investigaciones son necesarias para determinar la eficacia de la luz ultravioleta en SARS-Cov-2 dados los resultados previos de los estudios con otros coronavirus.
Asunto(s)
Humanos , Rayos Ultravioleta , Desinfección/métodos , Infecciones por Coronavirus/prevención & control , Hospitales/normas , Evaluación de la Tecnología Biomédica , Evaluación en SaludRESUMEN
INTRODUCCIÓN: A medida que se incrementan las infecciones con el virus SARS-CoV-2, existe una sobredemanda de pacientes con COVID-19 en los servicios de salud de los países afectados por la pandemia, que ha sobrepasado la capacidad de respuesta en algunos países (Dalglish 2020). Ante ello, los servicios de salud requieren adoptar una serie de medidas para garantizar que durante la atención de pacientes con COVID-19 no se generen un riesgo de contagio de paciente a pacientes y de paciente a profesionales de la salud. Los pacientes con COVID-19 requieren una serie de cuidados médicos. Un 5% de los pacientes hospitalizados requieren ser manejados en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) (Guan et al. 2020). La atención en estas unidades requiere un alto nivel de asepsia para interrumpir la transmisión de microorganismos y reducir la incidencia de infecciones intrahospitalarias (Sallés and Ricart 2001). Para lograrlo existe una serie de medidas como la presión negativa en UCI cuyo objetivo principal es evitar la propagación de microorganismos a otras salas o espacios abiertos y que la Organización Mundial de la Salud recomienda en la medida de lo posible su uso cuando se realizan procedimientos que generan aerosoles (ej. broncoscopías) con un mínimo de 12 recambios de aire por hora o al menos 160 litros/según/paciente en instalaciones con ventilación natural (Alhazzani et al. 2020, World Health Organization 2020). Es así que, la urgencia de contar con mayor infraestructura hospitalaria y que todo ambiente o superficie de ambientes hospitalarios que atienden pacientes con COVID-19 sean desinfectados, hace que se proponga la utilización de otras medidas de desinfección. Una de ellas, es la luz ultravioleta que a diferencia de otras, requiere que las salas estén libres de pacientes durante su funcionamiento, debido a que la sobreexposición puede ocasionar lesiones en piel y ojos (fotoqueratitis) (Reed 2010). Ante la pandemia por SARS-CoV-2 es necesario el cumplimiento de las mejores prácticas de limpieza y desinfección; no obstante, por su reciente aparición es esperable que la evidencia acerca de la eficacia de las medidas de control sea escasa. MÉTODOS: Se llevó a cabo una búsqueda sistemática de la literatura el día 28 de marzo de 2020 con respecto al uso de la luz ultravioleta como sustituto a la presión negativa en UCI. Para ello se realizó una búsqueda sistemática (ver Anexos) en las bases de datos bibliográficas: PubMed, Cochrane Library, Medline vía OVID, Embase y EBSCO. Asimismo, se realizó una búsqueda manual avanzada en Google, y en páginas web de las principales sociedades o instituciones especializadas, tales como la World Health Organization (WHO) y Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Se consideró la revisión de las listas de referencias de los estudios seleccionados para la identificación de otros estudios de relevancia. Finalmente, con la estrategia de búsqueda diseñada para PubMed y Embase, se generaron alertas diarias vía correo electrónico con el objetivo de actualizar el presente reporte según evolucione el conocimiento acerca del SARS-CoV-2. RESULTADOS: No se encontraron guías de práctica clínica, evaluaciones de tecnologías sanitarias, revisiones sistemáticas o estudios primarios en las bases de datos bibliográficas que evalúen el uso de uso de la luz ultravioleta como sustituto a la presión negativa en UCI en el contexto de SARS-CoV-2. La búsqueda de manual en Google se encontró el Manual de Prevención y Tratamiento de COVID-19 (Facultad de Medicina de la Universidad de Zhejiang 2020) y una revisión narrativa acerca de las lecciones aprendidas sobre COVID-19 (Yi et al. 2020). Asimismo, debido a que la secuenciación del genoma completo y el análisis filogénico indican que SARS-CoV-2 es un betacoronavirus del mismo subgénero que el virus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y del virus del síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS) (Zhou et al. 2020, Zhu et al. 2020), se buscaron estudios que evaluaron la sensibilidad de SARS o MERS a la luz ultravioleta. CONCLUSIÓN: No se han encontrado estudios que proporcionen evidencia científica a la fecha sobre el uso de luz ultravioleta como sustituto a la presión negativa en UCI. La propuesta del uso de luz ultravioleta ante la falta de esterilizadores de aire en salas de aislamiento de pacientes con COVID-19 se basa en manual recomendaciones que no proporciona detalles sobre el tipo de luz UV empleada y las especificaciones del procedimiento como tipo de fuentes recomendadas y área de cobertura de cada una de las fuentes. Cabe precisar que el uso de luz ultravioleta para la desinfección de ambientes o superficies hospitalarias requiere que las salas estén libres de pacientes por las lesiones en piel y ojos que puede ocasionar por la sobreexposición. No obstante, existen estudios in vitro sobre la inactivación por luz ultravioleta de los coronavirus MERS y SARS, cuyo componente genético es similar al SARS-CoV-2, que muestran que la luz ultravioleta tiene la capacidad de inhibir el crecimiento de ambos virus. Por lo tanto, con la evidencia disponible a la fecha (29 de marzo de 2020), no es posible establecer si la luz ultravioleta inactiva al SARS-CoV-2; sin embargo, estudios en otros tipos coronavirus han mostrado resultados positivos, especialmente con la luz UVC, por lo que sería razonable su uso en ausencia o escacez de otras medidas para desinfección de ambientes o superficies hospitalarias. No obstante, es menester continuar con la investigación de su uso específicamente para SARS-Cov-2 dados estos resultados promisorios previos en otros coronavirus.
Asunto(s)
Humanos , Rayos Ultravioleta , Infecciones por Coronavirus/prevención & control , Unidades de Cuidados Intensivos , Perú , Evaluación de la Tecnología BiomédicaRESUMEN
Tecnología: Emisión de radiación ultravioleta UVA y UVB en camas solares para obtener un bronceado artificial. De acuerdo a datos nacionales 56% de los salones de bronceado promocionan las camas solares como saludables, mientras que los riesgos potenciales solamente se mencionan en 15%. En ninguno de los salones se registraban los antecedentes de cáncer de piel, quemaduras por exposición al sol o la ingesta de medicaciones fotosensitivas. No había límites de edad para la exposición en el 71% de los salones. Indicaciones: Se evaluó la indicación estética: bronceado artificial de piel. Características de la tecnología: Se denomina radiación ultravioleta o radiación (UV) a la radiación electromagnética cuya longitud de onda está comprendida entre los 400 nm y los 100 nm. En las camas solares,mediante la emisión de UVA y UVB (no UVC) se imita el efecto bronceante del sol sobre la piel. Esto se produce porque la exposición a los rayos ultravioleta (UV) provoca la transformación de la melanina. Pregunta: Existe evidencia científica que asocie el uso de bronceado artificial por emisión de rayos ultravioletas proveniente de camas solares con una mayor incidencia de cáncer de piel? Búsqueda y análisis de la evidencia científica: Se realizó una búsqueda en las bases de datos bibliográficas, en bases de datos de literatura médica, agencias de evaluación de tecnologías sanitarias y agencias nacionales e internacionales reguladoras de alimentos y medicamentos, las que se detallan más abajo. Se consultó además el precio de la tecnología en centros de estética de Argentina. Se utilizaron como criterios de inclusión textos en inglés a los que se pueda tener acceso a texto completo, publicados entre 2005 y 2010. Se consultaron las bases de datos "legisalud" y otras para recabar las normas nacionales. Se excluyeron textos en otro idioma, los que no se pudiera acceder a texto completo y los anteriores a 2005. Se priorizó la inclusión de revisiones sistemáticas y meta análisis, evaluaciones de tecnologías sanitarias e informes de seguridad, no incluyendo artículos de opinión, revisiones no sistemáticas ni noticias médicas. Conclusiones: Se ha encontrado evidencia sobre la asociación entre la exposición a radiaciones ultravioletas provenientes de camas solares y el incremento del riesgo de melanoma y carcinoma espinocelular. Este riesgo es particularmente fuerte en menores de 35 años, por lo que se recomienda implementar medidas de salud pública tendientes a desalentar el uso de camas solares para la población general, y particularmente los menores de 35 años.