A European Renal Association (ERA) synopsis for nephrology practice of the 2023 European Society of Hypertension (ESH) Guidelines for the Management of Arterial Hypertension.

In June 2023, the European Society of Hypertension (ESH) presented and published the new 2023 ESH Guidelines for the Management of Arterial Hypertension, a document that was endorsed by the European Renal Association (ERA). Following the evolution of evidence in recent years, several novel recommendations relevant to the management of hypertension in patients with chronic kidney disease (CKD) appeared in these Guidelines. These include recommendations for target office blood pressure (BP) <130/80 mmHg in most and against target office BP <120/70 mmHg in all patients with CKD; recommendations for use of spironolactone or chlorthalidone for patients with resistant hypertension with estimated glomerular filtration rate (eGFR) higher or lower than 30 mL/min/1.73 m2, respectively; use of a sodium-glucose cotransporter 2 inhibitor for patients with CKD and estimated eGFR ≥20 mL/min/1.73 m2; use of finerenone for patients with CKD, type 2 diabetes mellitus, albuminuria, eGFR ≥25 mL/min/1.73 m2 and serum potassium <5.0 mmol/L; and revascularization in patients with atherosclerotic renovascular disease and secondary hypertension or high-risk phenotypes if stenosis ≥70% is present. The present report is a synopsis of sections of the ESH Guidelines that are relevant to the daily clinical practice of nephrologists, prepared by experts from ESH and ERA. The sections summarized are those referring to the role of CKD in hypertension staging and cardiovascular risk stratification, the evaluation of hypertension-mediated kidney damage and the overall management of hypertension in patients with CKD.

El impacto de las complicaciones y los tratamientos sobre los cambios cardiovasculares en la cirrosis: [revisión] / The cirrhotic heart: cirrhotic cardiomyopathy and circulatory derangement: [review]

En tiempos recientes, la miocardiopatía cirrótica ha pasado a ser considerada una nueva entidad clínica. El reconocimiento de cambios leves en la estructura cardíaca que pueden ser detectados incluso en las etapas iniciales de la cirrosis preascítica ha contribuido a una mejor comprensión de los trastornos cardiovasculares que se observan a medida que progresa la enfermedad. Se han categorizado cambios cardíacos estructurales y se diagnóstica, con frecuencia, la disfunción diastólica. La cirrosis descompensada se caracteriza por una disminución de la presión sanguínea y de la resistencia vascular periférica, y un aumento del gasto cardíaco y de la frecuencia cardíaca, los cuales se producen en un escenario de circulación hiperdinámica favorecida por la expansión del volumen total sanguíneo, la sobrecarga circulatoria y la hiperactividad de los sistemas endógenos vasoactivos. La vasodilatación periférica evita la insuficiencia cardíaca. Recientemente se ha reconocido la existencia de una menor respuesta cardíaca en situaciones de estrés como son los cambios en las condiciones de la carga cardíaca en presencia de un mayor deterioro de la función hepática, tales como la ascitis refractaria, el síndrome hepatorrenal, la peritonitis bacteriana espontánea y la hemorragia de várices esofágicas. Ante la disponibilidad de intervenciones terapéuticas (paracentesis, comunicación portosistémica intrahepática transyugular, comunicación venosa peritoneal, trasplante hepático) utilizadas actualmente para manejar las complicaciones potencialmente mortalesen las formas más avanzadas de cirrosis, el conocimiento del impacto que tienen en la función cardiovascular es de suma importancia. Se encuentran en progreso las intervenciones terapéuticas dirigidas a prevenir y manejar el deterioro cardiovascular.