RÉSUMÉ
Resumen Objetivos: Presentar el manejo laparoscópico en un caso de bezoar atípico y una revisión de la literatura. Materiales y métodos: Se presenta el caso de un paciente de sexo masculino de 67 años con síndrome pilórico debido a una obstrucción intestinal por cuerpo extraño. Resultados: Se encuentra como hallazgo endoscópico un bezoar atípico (bezoar de dinero) impactado en la región prepilórica sin posibilidad de resolución por este medio, por lo cual se considera el manejo laparoscópico. Discusión: Los bezoares se definen como cualquier objeto el cual tuvo una ingesta voluntaria o involuntaria, que se aloja en alguna parte del tracto gastrointestinal superior, con mayor frecuencia a nivel gástrico, y no se puede digerir por los mecanismos fisiológicos del cuerpo; además, se clasifican según su composición. Conclusiones: En pacientes con obstrucción intestinal alta debido a cuerpos extraños en los cuales el manejo endoscópico falla, el manejo quirúrgico mínimamente invasivo con cirugía laparoscópica es viable y eficaz.
Abstract Objectives: To describe the laparoscopic management of an atypical bezoar case and present a literature review. Materials and methods: This is the case of a 67-year-old male patient with pyloric stenosis due to intestinal obstruction by a foreign body. Results: The endoscopic finding was an atypical bezoar (Money bezoar) in the prepyloric region with no possible resolution by this route, so laparoscopic treatment was considered. Discussion: Bezoars are defined as any object that was voluntarily or involuntarily swollen and is obstructing some part of the upper gastrointestinal tract, usually the stomach, and cannot be digested using the physiological mechanisms of the body. They are categorized based on their composition. Conclusions: When endoscopic treatment fails to relieve upper gastrointestinal tract obstruction caused by foreign bodies, minimally invasive surgical treatment with laparoscopic surgery is a viable and efficient option.
Sujet(s)
Humains , Mâle , Sujet âgé , Bézoards , Laparoscopie , Corps étrangers , Occlusion intestinale , LittératureRÉSUMÉ
Los inicios del manejo del sangrado variceal con compresión directa datan de 1930 por Westphal y colaboradores. Después, en 1950, se desarrolló el balón de Sengstaken-Blakemore, definido por Panes y colaboradores como la primera línea de terapia; en 1980, a nivel de várices esofágicas y en várices gástricas, se empleaba el balón de Linton-Nachlass (1, 2). Se presenta el caso clínico de un paciente con cirrosis hepática por hepatitis C, Child B, con várices esofágicas, a las cuales se les realizó ligadura en dos ocasiones por sangrado y en la segunda ocasión por inminencia de ruptura, esta última llevada a cabo dos semanas antes del evento. El paciente muestra un cuadro clínico compatible con hemorragia de vías digestivas altas masiva, con evidencia endoscópica de úlcera esofágica sangrante que no mejora con terlipresina, ni escleroterapia con adrenalina, ni compresión local con balón de acalasia. En consecuencia, como terapia de rescate se decide colocar un stent esofágico metálico autoexpandible parcialmente recubierto (por no contar con totalmente recubierto en el momento), con control parcial del sangrado. Es recomendable el uso del stent como terapia de rescate para el sangrado por várices esofágicas refractarias. Debe emplearse el diseñado especialmente para esta indicación (SX-Ella Danis), como un puente para poder estabilizar al paciente y realizar una terapia definitiva como la TIPS, tal cual como se procedió en un nuestro paciente.
Early treatment of bleeding varices with direct compression dates from the work by Westphal et al. in 1930. Later in 1950, Sengstaken-Blakemore developed their balloon which Panes and collaborators defined as the first line of therapy for esophageal varices in 1980 while they used the Linton-Nachlass balloon for gastric varices (1, 2). This study presents the clinical case of a patient with liver cirrhosis due to hepatitis C, (Child B) with esophageal varices which were ligated on two different occasions because of bleeding. On the second occasion a rupture was imminent and ligation occurred two weeks prior to the event. The patient presented a clinical picture compatible with massive upper gastrointestinal bleeding with endoscopic evidence of a bleeding esophageal ulcer that did not improve with terlipressin, sclerotherapy with adrenaline, or balloon dilatation. Consequently, it was to use a partially covered self-expanding metal esophageal stent for salvage therapy since a completely covered stent was not available at that time. Stenting achieved partial control of bleeding. We recommend the use of stenting with a stent specifically designed for this indication (SX-Ella Danis) as salvage therapy for refractory bleeding from esophageal varices. The stent can be used as a bridge to stabilize the patient in order to perform TIPS as the definitive treatment, as in the case of our patient.