RÉSUMÉ
Resumen Las floraciones de algas nocivas son un problema cada vez más frecuente a nivel mundial que ocasiona severos daños sobre la salud pública, pérdidas económicas en acuicultura, perjuicios al turismo y episodios de mortalidad de poblaciones naturales de peces, aves y mamíferos marinos. Las toxinas son producidas por el fitoplancton y se acumulan en moluscos bivalvos que se alimentan por filtración del agua siendo estos los principales vectores de intoxicación humana. En el Mar Argentino, se han reportado toxinas marinas de origen microalgal asociadas con cuatro síndromes de intoxicación por moluscos. Los síndromes más graves por su extensión, frecuencia, toxicidad y organismos afectados, son los originados por el dinoflagelado Alexandrium cate-nella responsable de la Intoxicación Paralizante por Moluscos la cual ha ocasionado numerosas muertes humanas. Seguidamente, la más leve, en cuanto a gravedad y frecuencia, ha sido la Intoxicación Diarreica por Moluscos. En contraste, el ácido domoico, conocido como toxina amnésica de moluscos, no ha producido hasta ahora intoxicaciones humanas. Recientemente, se amplió el rango de toxinas para la región al registrarse las toxinas y los dinoflagelados productores de la Intoxicación Azaspirácidos por Moluscos. Además, se han detectado las potencialmente tóxicas Yessotoxinas y Espirolidos, cuyos mecanismos de acción y toxicidad están siendo aún evaluados a nivel mundial. Estas toxinas emergentes para la región, representan un riesgo potencial para la salud e inconvenientes socioeconómicos por el cierre de los sitios de explotación de moluscos. Ciertamente presentan un nuevo desafío, pues la detección y cuantificación sólo puede realizarse por medio de métodos basados en HPLC - espectrometría de masas, lo cual dificulta el monitoreo en laboratorios regionales en el país. La herramienta clave de manejo es la prevención, a través de políticas, regulaciones y sistemas de monitoreo y control de cada grupo de toxinas. A través de estas mejoras, se anticipa que no sólo disminuirá el número de afectados por estas intoxicaciones, si no que se podrán realizar vedas más eficientes, asegurando un equilibrio que proteja tanto la salud pública como el desarrollo de la industria pesquera.
Abstract Harmful algal blooms are an increasingly common problem worldwide, causing severe damage to public health, economic losses in aquaculture, damage to tourism and mortality events of natural populations of fish, birds and marine mammals. The toxins are produced by phytoplankton and accumulated in bivalve molluscs that feed on water filtration, being these main vectors of human intoxication. In the Argentine Sea marine toxins of microalgal origin have been reported associated with four shellfish poisoning syn-dromes. The most serious due to their extension, frequency, toxicity and affected organisms are those caused by the dinoflagellate Alexandrium catenella responsible for the Paralytic shellfish poisoning that has caused numerous human deaths. Then, the mildest, in severity and frequency, is the Diarrhetic shellfish poisoning. In contrast, domoic acid, known as Amnesic shellfish toxin, has not produced human intoxications yet. Recently, toxins and dinoflagellate species causing Azaspiracid shellfish poisoning have been re-corded, expanding the range of toxins for the region. In addition, the potentially toxic Yessotoxins and Spirolides have been detected, whose mechanism of action and toxicity is still being evaluated worldwide. These emerging toxins represent a potential risk to public health and socioeconomic activities due to the eventual closure of mollusc exploitation sites. They certainly present a new challenge, since detection and quantification can only be carried out using methods based on HPLC - mass spectrometry, which makes monitor-ing in regional laboratories difficult. Prevention through policies, regulations, and monitoring and control systems of each toxin group is the key management tool. These preventive measures are expected to contribute to reducing the number of poisonings and to ap-plying more efficient fisheries closures, ensuring a balance that protects both public health and the development of the fishing industry.