RÉSUMÉ
BACKGROUND: The usefulness of tracheostomy has been questioned in patients with COVID-19 and prolonged invasive mechanical ventilation (IMV). AIM: To compare the 90-day mortality rate of patients who underwent a tracheostomy due prolonged IMV with those that did not receive this procedure. MATERIAL AND METHODS: We studied a historical cohort of 92 patients with COVID-19 and prolonged IMV (> 10 days). The primary outcome was the 90-day mortality rate. Secondary outcomes included days on IMV, hospital/intensive care unit (ICU) length of stay, frequency of nosocomial infections, and thrombotic complications demonstrated by images. A logistic regression was performed to adjust the effect of tracheostomy by SOFA score and days on IMV. RESULTS: Forty six patients aged 54 to 66 years (72% males) underwent tracheostomy. They had a median of two comorbidities, and received the procedure after a median of 20.5 days on IMV (interquartile range: 17-26). 90-day mortality was lower in patients who were tracheostomized than in the control group (6.5% vs. 32.6%, p-value < 0.01). However, after controlling for confounding factors, no differences were found in mortality between both groups (relative risk = 0.303, p-value = 0.233). Healthcare-associated infections and hospital/ICU length of stay were higher in patients with tracheostomy than in controls. Thrombotic complications occurred in 42.4% of the patients, without differences between both groups. No cases of COVID-19 were registered in the healthcare personnel who performed tracheostomies. CONCLUSIONS: In patients with COVID-19 undergoing prolonged IMV, performing a tracheostomy is not associated with excess mortality, and it is a safe procedure for healthcare personnel.
ANTECEDENTES: La utilidad de la traqueostomía en pacientes COVID-19 sometidos a ventilación mecánica invasiva (VMI) prolongada ha sido cuestionada. OBJETIVO: Comparar la mortalidad a 90 días en estos pacientes, con y sin traqueostomía. MATERIAL Y MÉTODOS: Estudiamos una cohorte histórica de 92 pacientes COVID-19 con VMI prolongada (>10 días). El desenlace prima-rio fue mortalidad a 90 días. Se consideraron desenlaces secundarios los días en VMI, estadía hospitalaria/UCI, frecuencia de infecciones nosocomiales, y eventos trombóticos. Mediante regresión logística se ajustó el efecto de la traqueostomía en la mortalidad, por SOFA y días de VMI. RESULTADOS: Cuarenta y seis pacientes de 54 a 66 años (72% hombres) fueron traqueostomizados. Ellos tenían una mediana de dos comorbilidades, y recibieron el procedimiento luego de una mediana de 20,5 días en VMI (rango intercuartílico: 17-26). En el análisis crudo, la mortalidad a 90 días fue menor en los pacientes con traqueostomía que en el grupo control (6,5% vs. 32,6%; p < 0,001). No obstante, luego de controlar por factores de confusión, no se encontraron diferencias en mortalidad (riesgo relativo 0,303; p = 0,233). Las infecciones asociadas a la atención de salud y la estadía en hospital/UCI fueron mayores en los pacientes traqueostomizados que en los controles. Los eventos trombóticos ocurrieron en el 42,4% de los pacientes, sin diferencias entre grupos. No hubo casos de COVID-19 en el personal de salud que realizó las traqueostomías. CONCLUSIONES: En pacientes con COVID-19 sometidos a VMI prolongada, la realización de una traqueostomía no se asocia a un exceso de mortalidad, y es un procedimiento seguro para el personal sanitario.
Sujet(s)
Humains , Mâle , Femelle , Ventilation artificielle , COVID-19 , Trachéostomie/effets indésirables , Études rétrospectives , Mortalité hospitalière , Unités de soins intensifsRÉSUMÉ
Objetivo: Evaluar el uso de una sonda Doppler para verificar la permeabilidad y el flujo de la anastomosis en colgajos microquirúrgicos. Material y método: Serie descriptiva prospectiva de los pacientes en los cuales se realizó reconstrucción con colgajo microquirúrgico en la Clínica Alemana entre marzo de 2013 y marzo de 2015, en los cuales se utilizó un monitor Doppler arterial postanastomótico (Coock® Swartz Doppler probe). Resultados: Se registraron 20 pacientes con colgajos microquirúrgicos. Se realizaron 10 colgajos antebraquiales, 7 fíbulas (4 con testigo cutáneo y 3 sin), 2 anterolaterales de muslo y uno recto abdominal. Se realizaron 6 reexploraciones en pabellón. En un caso hubo sospecha tanto clínica como por el cambio en la señal del Doppler; en 4 solo sospecha clínica, y en uno solo por cambio en la señal Doppler. Los hallazgos fueron edema del colgajo en un paciente y 5 hematomas. No hubo pérdida de colgajos. Se utilizó el monitor Doppler por un promedio de 9,5 días. Conclusión: Este método de evaluación no reemplaza a la observación cínica, pero representa una herramienta más para la toma de decisiones en el postoperatorio de este tipo de reconstrucciones en cabeza y cuello.
Aim: To evaluate Doppler probe to assure the flow through the anastomoses at free flaps used in head and neck surgery. Material and method: Descriptive prospective series, of every patient that receive a free flap reconstruction at Clinica Alemana between March 2013 and March 2015, in which a Doppler monitor (Coock® Swartz Doppler probe) on the arterial anastomoses was used. Results: 20 patients with free flaps were recorded. 10 radial flaps, 7 fibulas (4 with a skin paddle and 3 without), 2 antero lateral thigh flaps and 1 abdominis rectus flap. 6 reexplorations were done. In one case the suspicion was clinical, with change in the Doppler signal, 4 patients just clinical suspicion and 1 just because a change in the Doppler signal. The findings were flap edema in 1 patient and 5 hematomas. We didn’t loss any flap. The Doppler monitor was used for an average of 9.5 days. Conclusion: The Doppler monitor doesn’t replace the clinical observation but represents another tool for the decision making during the post operative period in this kind of head and neck reconstructions.