RESUMO
Resumen Un sobreviviente de cáncer padece continuamente manifestaciones autonómicas debidas a la enfermedad, su tratamiento oncológico, y el estrés psicológico con que se enfrenta continuamente. Una de las medidas psicofisiológicas utilizada para la valoración del estrés es la disminución de la temperatura periférica. En contraparte, los procedimientos psicológicos de relajación para el manejo de estrés buscan incrementar la temperatura. Sin embargo, se desconoce si esta respuesta es igual en todas pacientes. El objetivo de esta investigación fue examinar los cambios de temperatura durante un protocolo de estrés psicosocial y relajación en pacientes sobrevivientes de cáncer de mama. Adicionalmente, se evaluó el autorreporte de dolor y su interferencia con el funcionamiento psicosocial. Los resultados mostraron variaciones de temperatura periférica en las pacientes; sin embargo, no todas las pacientes presentaron el mismo patrón de temperatura, encontrando 3 subgrupos de pacientes, cuyas trayectorias lineales de temperatura permitieron generar un pronóstico afectivo para el manejo de estrés. Por autorreporte, no se encontraron diferencias psicosociales entre los subgrupos, aunque sí se encontró una asociación inversa entre la interferencia del sueño y la temperatura periférica. Se concluye que la temperatura periférica permite distinguir a las pacientes que se les dificulta el manejo del estrés psicosocial de aquellas que se benefician de los procedimientos psicológicos de relajación.
Abstract A cancer survivor continually suffers from autonomic manifestations due to the disease, their cancer treatment, and the psychological stress they continually face. One of the psychophysiological measures used to assess stress is the decrease in peripheral temperature. In contrast, psychological relaxation procedures for stress management seek to increase temperature. However, it is unknown if this response is the same in all patients. This research examined breast cancer survivors' temperature changes during psychosocial stress and relaxation protocol. Additionally, self-reported pain and its interference with psychosocial functioning were evaluated. The results showed peripheral temperature variations in the patients; however, not all patients presented with the same temperature pattern, finding three subgroups of patients whose linear temperature trajectories allowed generating an affective prognosis for stress management. By self-report, no psychosocial differences were found between the subgroups, although an inverse association between sleep interference and peripheral temperature was found. It is concluded that peripheral temperature distinguishes patients who find it challenging to manage psychosocial stress from those who benefit from psychological relaxation procedures.