Реферат
Si bien se conoce que existe una asociación entre los niveles elevados de ácido úrico y la preeclampsia, el debate sobre su aplicación clínica aún está abierto. Nuestro objetivo fue estudiar la utilidad del dosaje periódico del ácido úrico sérico durante el embarazo para identificar gestantes con mayor riesgo de desarrollar preeclampsia. Realizamos un estudio retrospectivo en gestantes primíparas: 79 normotensas y 79 con preeclampsia atendidas en el Hospital Nacional Posadas durante el año 2010. Se analizaron los niveles séricos de ácido úrico, creatinina y urea, y los datos de proteinuria de las historias clínicas de las mujeres embarazadas. Los niveles de ácido úrico fueron similares en ambos grupos durante la primera mitad de la gestación. Sin embargo, a partir de la semana 20, el ácido úrico se incrementó 1.5 veces en gestantes preeclámpticas, sin cambios en la uremia y creatininemia, descartándose así el compromiso renal. Además, encontramos que niveles más altos de ácido úrico se correlacionaban con bajo peso del recién nacido. También vimos que las gestantes con antecedentes familiares de hipertensión eran más propensas a desarrollar esta condición. Por otro lado, no observamos una relación directa ni con el sexo fetal ni con el tiempo de aparición de los síntomas clínicos. Estos hallazgos sugieren que los cambios en las concentraciones de ácido úrico se deberían a alteraciones en los estadios iniciales de la preeclampsia. Por ello, la monitorización de los niveles del mismo durante el embarazo podría contribuir al abordaje precoz de este desorden gestacional.
It is well known that preeclampsia is associated to high uric acid levels, but the clinical assessment of this relationship is still under consideration. Our research was to evaluate if periodic doses of uric acid during pregnancy might help to identify a high risk group prior to the onset of preeclampsia. We conducted a retrospective investigation in 79 primary gestates with normal blood pressure and 79 women with preeclampsia who were assisted at Hospital Nacional Posadas during 2010. Serum uric acid levels, creatininemia, uremia, and proteinuria data from the clinical records of the pregnant women were considered. Uric acid levels were similar in both groups during the first half of gestation. However, as of the 20th week, uric acid increased 1.5-times in preeclamptic women with no changes in creatinine and urea, confirming that these patients had no renal complications. Furthermore, we noted that higher levels of uric acid correlated with low birth weight. We also observed that pregnant women with a family history of hypertension were more likely to develop this condition. Moreover, we did not find a direct relationship with the fetal sex or the appearance of clinical symptoms. The analytical evidence suggests that changes in uric acid concentrations may be due to metabolic alterations at the initial stages of preeclampsia. Therefore, we propose that monitoring levels of uric acid during pregnancy might contribute to the early control of this condition.