RESUMEN
Introducción:
Las necesidades dermatológicas de un número importante de
pacientes son cubiertas por
médicos no especializados en
dermatología. El aumento creciente de la
incidencia del
cáncer de piel, requiere
estrategias adecuadas de asistencia y
educación sanitaria tendientes al
diagnóstico precoz.
Objetivo:
Determinar el índice de sospecha de malignidad del médico no dermatólogo. Motivar al
personal médico del hospital a ser participe de la Campaña Nacional de
Prevención del
Cáncer de Piel. Material y
método:
Médicos no
dermatólogos completaron una grilla con las opciones
lesión benigna,
lesión maligna o
lesión sospechosa de malignidad, en respuesta a 39
diapositivas con
patología dermatológica benigna tumoral o no tumoral y
tumores malignos. Se determinaron los siguientes índices índice de certeza diagnóstica de
patología neoplásica, índice de sospecha de malignidad, índice de
derivación y de capacidad diagnóstica del médico no dermatólogo.
Resultados:
Fueron encuestados 85
médicos no
dermatólogos 63,50 por ciento de
sexo masculino, 36,50 por ciento
femenino. Treinta y tres
médicos tenían menos de 5 años de egresados, 15 entre 5 y 10 años de egreso; y 37 con más de diez. El 65,90 por ciento tenían
orientación clínica y el 34,10 por ciento
orientación quirúrgica. La media fue de 11 respuestas correctas. El índice de certeza de
patología neoplásica fue de 21,81 por ciento, de sospecha de malignidad de 34,43 por ciento, de
derivación de 56,24 por ciento y de capacidad diagnóstica de 28,99 por ciento. La
erosión, ulceración y el aspecto verrugoso de la
lesión eran asociados con malignidad, mientras que la
ausencia de esas características y la falta de relieve sobre la superficie de la
piel inducían
diagnóstico de benignidad.
Conclusión:
Con los bajos índices de certeza diagnóstica, de sospecha de malignidad y de capacidad diagnóstica hallados, se puede inferir que estamos
frente a un grave problema de
salud pública. Los
errores diagnósticos y las demoras en el
tratamiento pueden generar aumento en la
morbimortalidad. Un adecuado
entrenamiento de los
médicos de cabecera y la
derivación oportuna al médico
especialista pueden mejorar el manejo del
paciente con
cáncer de piel