La pregunta se pone en términos de la lógica popular ¿por qué unos se contagian y otros no? ¿Son sólo desafortunados? O, acaso, ¿castigados por los dioses por sus pecados? La respuesta contundente a dicha pregunta la ofreció el gran microbiólogo Louis Pasteur (1822-1895), quien después de 48 años de apasionante vida de investigación e innovaciones científicas extraordinarias, concluyó "El terreno es todo. El microbio es nada".