ABSTRACT
El tratamiento de los pacientes con disforia de género en su mayor expresión, es decir, transexuales de hombre a mujer, comenzó hace muchos años y fue el pionero el Dr. Douglas K. Ousterthout. En la actualidad existe una gran cantidad de procedimientos quirúrgicos derivados de la cirugía craneofacial y de la cirugía estética que, empleados con idoneidad y equilibrio, pueden transformar los rasgos masculinos de una cara en rasgos femeninos y de esa manera satisfacer una demanda cada vez más creciente de personas con esta problemática. En este trabajo se describe un algoritmo de procedimientos imprescindibles y otros accesorios cuya utilización criteriosa y en una sola etapa quirúrgica logra resultados excelentes, integrando la remodelación del esqueleto óseo facial y el reposicionamiento de las partes blandas en su conjunto. Creemos que es posible afrontar el desafío de transformar los rasgos masculinos en femeninos conservando la armonía de los contornos y relieves de una cara; sin lugar a dudas, es el comienzo de una expriencia de sólo 2 años y llena de interrogantes de cara al futuro.
Subject(s)
Humans , Male , Surgery, Plastic/psychology , Feminization/surgery , Facial Bones/surgery , Lipectomy , Buttocks/surgery , Orbit/surgery , Rhinoplasty , Rhytidoplasty , Transsexualism/psychologyABSTRACT
El tratamiento de los pacientes con disforia de género en su mayor expresión, es decir, transexuales de hombre a mujer, comenzó hace muchos años y fue el pionero el Dr. Douglas K. Ousterthout. En la actualidad existe una gran cantidad de procedimientos quirúrgicos derivados de la cirugía craneofacial y de la cirugía estética que, empleados con idoneidad y equilibrio, pueden transformar los rasgos masculinos de una cara en rasgos femeninos y de esa manera satisfacer una demanda cada vez más creciente de personas con esta problemática. En este trabajo se describe un algoritmo de procedimientos imprescindibles y otros accesorios cuya utilización criteriosa y en una sola etapa quirúrgica logra resultados excelentes, integrando la remodelación del esqueleto óseo facial y el reposicionamiento de las partes blandas en su conjunto. Creemos que es posible afrontar el desafío de transformar los rasgos masculinos en femeninos conservando la armonía de los contornos y relieves de una cara; sin lugar a dudas, es el comienzo de una expriencia de sólo 2 años y llena de interrogantes de cara al futuro.(AU)