Social inequalities in health from Ottawa to Vancouver: action for fair equality of opportunity

ABSTRACT

Los autores pretenden demostrar que, en estos 20 últimos años, la Carta de Ottawa de 1986 no ha sido percibida, ni siquiera por los que refieren a ella, como un instrumento estratégico orientador de las intervenciones a favor de la redución de las desigualdades sociales en el ámbito de la salud. Efectivamente, si bien determinadas políticas públicas sanitarias hacen hincapié en la disminución de las desigualdades sociales de salud, parece que únicamente la Carta de Ottawa disponga de la categoría de declaración internacional a tal efecto. Las desigualdades sociales de salud son las diferencias de salud sistemáticas, evitables e injustas que perduran entre las personas y los subgrupos de población. Cuatro ejemplos pertenecientes al campo de la promoción de la salud sirven para demostrar que el olvido de luchar contra dichas desigualdades no es propio dos que dicen pertenecer a la salud pública. Pero actuar contra las desigualdades sociales de salud no es intervenir contra la pobreza. Es más, actuar en base al principio de la igualdad de oportunidades, la ideología de la meritocracia o únicamente al favor del conjunto de la población, sin preocuparse de los subgrupos, sólo desemboca, en el mejor de los casos, en la reproducción de las desigualdades. Aunque no contamos con suficientes datos concluyentes, existen estudios que muestran que la reducción de las desigualdades sociales en el ámbito de la salud no es una aporía. Avanzamos tres pistas para explicar este olvido de las desigualdades sociales de salud por parte de los actores de la promoción de la salud. La Carta de Ottawa tuvo el mérito de hacer hincapié en la lucha contra dichas desigualdades. Ahora, más allá de las declaraciones, del marco estratégico que la Carta ofrece y de acuerdo con la Carta de Bangkok, tenemos que demostrar nuestra voluntad. Apuntamos algunas prioridades de futuro, cuya defensa debería asumir la UIPES.(AU)