Los niños tristes del capitalismo

Nos hemos planteado situar los efectos depresivos del discurso capitalista capaz de deshacer los lazos sociales. Diferenciamos la promesa de goce que la profusión de los gadgets generados por ese discurso ocasiona, del lugar del deseo sostenido en la tolerancia hacia la falta, recurso indispensable para su establecimiento. Hicimos énfasis en la adolescencia como el tiempo subjetivo en que esta crisis tiene un lugar preponderante. Diferenciamos el trastorno del humor depresivo de la melancolía que ha resultado desplazada, situando la promoción de la clínica de la depresión como parte del problema y no de la solución. Señalamos a la melancolía como paradigma del sufrimiento humano y susceptible de discriminar los problemas inherentes al deseo que se verifican en nuestra época. Finalmente consideramos las identificaciones conformistas como el modo en que se manifiesta la melan-colía hoy rechazando el inconsciente y el deseo de saber que lo habita

We have set out to situate the depressive effects of capitalist discourse capable of undoing social ties. We differentiate the promise of jouissance that the profusion of gadgets generated by this discourse causes, from the place of desire sustained in the tolerance of fault, an indispensable resource for its establishment. We empha-sized adolescence as the subjective time in which this crisis has a preponderant place. We differentiate the depres-sive mood disorder from melancholy, which has been displaced, in such a way that the clinical assessment of depression ends up as part of the problem and not a solution. We point to melancholy as a paradigm of human suffering and capable of discriminating the problems inherent to desire that occur in our time. Finally, we consider conformist identifications as the way in which melancholy manifests itself today, rejecting the Unconscious and the desire to know that characterizes the subject

Entre la certeza y la pregunta: ¿un lugar para la transexualidad?

Este trabajo es un testimonio acerca de las repetida s conversaciones que sobre los temas de género y la transe-xualidad hemos tenido sus autores. Frente a la falta de cuestionamiento ético de los equipos médicos e interdisci-plinarios que otorgan o rechazan una operación de reasignación de sexo, desde un supuesto saber científico, plan-tea el hacer semblante de una compañía solidaria frente a la oferta de la cultura actual de identidades-listas -para-su-uso, propiciando el debate donde sólo aparenta haber certeza y permitiendo que el malestar de padres e hijos pueda ser reconocido como tal. Lacan en “De un discurso -sexual- que no fuera del semblante, insiste en que no se trata de creerse hombre o mujer, sino que la falta esté instalada (que haya mujeres para el hombre y hombres para la mujer) y que el transexual desafía este discurso, recordándonos la forclusión del Nombre del Padre. Se trata entonces de un desorden en la juntura del sentimiento íntimo de la vida.

Diferenciando al transexual del fantasma de cambio de sexo que vemos en la estructura histerica, podemos supo-ner, sin embargo, junto con Catherine Millot, que puede tener lugar en los transexuales una suplencia exitosa, en tanto posibilite la constitución de un lazo social