RESUMO
La modificación de los estilos de vida, tales como la reducción de peso, los cambios en la dieta, el ejercicio, la disminución del consumo de alcohol y el control de estrés, han resultado efectivos para reducir o normalizar la presión arterial en muchos pacientes. sin embargo, aconsejar y lograr cambios en los estilos de vida no es tarea fácil, ya que estos constituyen un conjunto de comportamientos organizados, complejos y duraderos, altamente impregnados del entorno físico, psicosocial y cultural. El médico de familia por su proximidad al paciente hipertenso y el conocimiento de su entorno familiar y social se encuentran en un lugar privilegiado para desarrollar intervenciones desde un enfoque biopsicosocial, atendiendo a los hábitos cotidianos, las necesidades, las preferencias y los antecedentes particulares de cada individuo, con la esperanza de elegir estrategias que atraigan la participación activa del paciente en el proceso de autocuidado, favorezcan la adherencia a los regímenes prescritos y permitan un esfuerzo continuo o periódico de los logros alcanzados