RESUMO
[RESUMEN]. Antecedentes. La comunidad internacional ha reconocido que la violencia contra la mujer (VCM) y la violencia en la niñez (VCN) representan problemas mundiales en el ámbito de la salud pública y los derechos humanos. Históricamente, las investigaciones, los programas y las políticas sobre estas formas de violencia han seguido trayectorias paralelas, si bien distintas. Por esta razón, algunos han instado a emprender esfuerzos para cerrar las brechas, en parte sobre la base de la evidencia científica que parece indicar que las personas y las familias a menudo están expuestas a múltiples formas de violencia que pueden ser difíciles de abordar de manera aislada, y que la violencia en la niñez eleva el riesgo de la violencia contra la mujer. Métodos. En este artículo se presenta una revisión narrativa de la evidencia científica sobre las áreas donde se observa una intersección de la violencia en la niñez y la violencia contra la mujer, incluida la violencia sexual infligida por personas distintas de la pareja, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos. Resultados. Se identificaron seis áreas de intersección: 1) la VCM y la VCN comparten varios los factores de riesgo; 2) las normas sociales con frecuencia apoyan estas formas violencia y desalientan la búsqueda de ayuda; 3) el maltrato infantil y la violencia infligida por la pareja con frecuencia coexisten en el mismo hogar; 4) tanto la VCM como la VCN pueden generar efectos intergeneracionales; 5) muchas formas de VCM y de VCN acarrean consecuencias comunes y mutuamente exacerbantes a lo largo de la vida; y 6) la VCM y la VCN intersecan durante la adolescencia, periodo de mayor vulnerabilidad a ciertos tipos de violencia. Conclusiones. La evidencia sobre las intersecciones entre estas dos formas de violencia indica que la consolidación de los esfuerzos realizados para abordar los factores comunes de riesgo puede contribuir a prevenir las dos formas de violencia. Las consecuencias y los efectos intergeneracionales comunes sugieren que es necesario realizar intervenciones tempranas más integradas. La adolescencia se encuentra tanto en un punto intermedio de los ámbitos tradicionales de los dos tipos de violencia como dentro de estos ámbitos, por lo que amerita mayor atención. Entre las oportunidades de establecer una mayor colaboración se encuentran la capacitación de los prestadores de servicios para abordar las múltiples formas de violencia, una mejor coordinación entre los servicios dirigidos a las mujeres y los dirigidos a los niños y las niñas, la adopción de estrategias en los entornos escolares, la implementación de programas para padres, madres y cuidadores y la elaboración de programas relacionados con la salud y el desarrollo de los adolescentes. Además, es necesario que haya una mayor coordinación entre los investigadores que trabajan en la VCM y la VCN a medida que los países se preparan para medir el progreso en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos para el 2030.
[ABSTRACT]. Background. The international community recognises violence against women (VAW) and violence against children (VAC) as global human rights and public health problems. Historically, research, programmes, and policies on these forms of violence followed parallel but distinct trajectories. Some have called for efforts to bridge these gaps, based in part on evidence that individuals and families often experience multiple forms of violence that may be difficult to address in isolation, and that violence in childhood elevates the risk of violence against women. Methods. This article presents a narrative review of evidence on intersections between VAC and VAW _ including sexual violence by non-partners, with an emphasis on low- and middle-income countries. Results. We identify and review evidence for six intersections: 1) VAC and VAW have many shared risk factors. 2) Social norms often support VAWand VAC and discourage help-seeking. 3) Child maltreatment and partner violence often co-occur within the same household. 4) Both VAC and VAW can produce intergenerational effects. 5) Many forms of VAC and VAW have common and compounding consequences across the lifespan. 6) VAC and VAW intersect during adolescence, a time of heightened vulnerability to certain kinds of violence. Conclusions. Evidence of common correlates suggests that consolidating efforts to address shared risk factors may help prevent both forms of violence. Common consequences and intergenerational effects suggest a need for more integrated early intervention. Adolescence falls between and within traditional domains of both fields and deserves greater attention. Opportunities for greater collaboration include preparing service providers to address multiple forms of violence, better coordination between services for women and for children, school-based strategies, parenting programmes, and programming for adolescent health and development. There is also a need for more coordination among researchers working on VAC and VAW as countries prepare to measure progress towards 2030 Sustainable Development Goals.