RESUMO
El advenimiento de las técnicas ultrasonográficas intracavitarias ha contribuido en gran medida a enfoques diagnósticos revolucionarios y a modalidades de tratamiento también revolucionarias en diferentes campos de la medicina. La introducción de los transductores esofágicos como una herramienta ecocardiográfica y el desarrollo de los transductores endorrectales y endovaginales para una más cercana y más detallada valoración de las estructuras intraabdominales y pélvicas constituyen realmente ejemplos evidentes de estos adelantos en la tecnología de imágenes diagnósticos mediante ultrasonidos. Hasta épocas muy recientes el principal método de diagnóstico ginecológico era el examen pélvico bimanual, al que se añadía información diagnóstica adicional o confirmatoria obtenida mediante el ultrasonido transabdominal convencional. A pesar de los rápidos avances técnicos en la imagenología de los órganos reproductivos femeninos por vía transabdominal la información obtenida con estos métodos estaba limitada por múltiples factores que incluían la atenuación de las ondas sonoras por los tejidos de la pared abdominal anterior y, además, la necesidad de una vejiga urinaria distendida como "ventana" sonográfica, lo cual impedía el uso de transductores de alta frecuencia y de alta resolución. De otro lado, mediante la técnica transabdominal no era infrecuente que resultara imposible correlacionar los hallazgos visibles en el ultrasonido con aquellos encontrados mediante palpación directa. Con el advenimiento de transductores especializados diseñados para ser colocados directamente dentro de la vagina de las pacietnes la mayoría de las limitaciones del ultrasonido transabdominal convencional han sido sobrepasadas.