RESUMO
Abstract Introduction The loss of a pregnancy puts women at risk of suffering post-traumatic stress disorder. This circumstance can influence a subsequent pregnancy, and the link with the future baby. Objective The main objective of this work was to identify the prevalence of post-traumatic stress disorder (PTSD) among post-partum women who give birth after having suffered a previous gestational loss and to identify possible relationships between PTSD and the variables studied. Method An observational, descriptive, and cross-sectional study. A total of 115 puerperal women who had suffered a previous gestational loss completed questionnaires containing sociodemographic variables, obstetric history, and responses to the Davidson Trauma Scale. Results A score of 40 was established as a cut-off point in the Davidson Trauma Scale for the identification of PTSD. 21.7% of the participants scored 40 or above. Significant differences were found related to age (p = .030), number of pregnancies (p = .033), and number of gestational losses (p = .001). The probability of PTSD increases significantly in relation to the number of losses. Respondents are 2.55 times (β = .94 p = .027) more likely to suffer PTSD the higher the number of gestational losses suffered. Discussion and conclusion There are significant differences in the presence of PTSD among puerperal women in terms of age, number of pregnancies, and number of gestational losses. Post-partum women are more likely to suffer PTSD after a gestational loss the higher the number of gestational losses suffered.
Resumen Introducción La pérdida de un embarazo sitúa a las mujeres en riesgo de padecer un trastorno por estrés postraumático. Esta circunstancia puede influir en un embarazo posterior, y el vínculo con el futuro bebé. Objetivo El objetivo principal de este trabajo fue identificar la prevalencia de trastorno por estrés postraumático entre puérperas que dan a luz tras haber sufrido una pérdida gestacional previa e identificar posibles relaciones entre el trastorno por estrés postraumático y las variables estudiadas. Método Se trata de un estudio observacional, descriptivo y transversal. Un total de 115 puérperas que habían sufrido una pérdida gestacional anterior llenaron cuestionarios que contenían variables sociodemográficas, de la historia obstétrica y la Escala de Trauma de Davidson. Resultados Se estableció 40 como punto de corte en la Escala de Trauma de Davidson para identificar el trastorno por estrés postraumático. Se identificó en un 21.7% de las participantes. Se encontraron diferencias significativas relacionadas con la edad (p = .030), el número de embarazos (p = .033) y el número de pérdidas gestacionales (p = .001). La probabilidad de trastorno por estrés postraumático aumenta significativamente en relación con el número de pérdidas. Es 2.55 veces (β = .94 p = .027) más probable padecer un trastorno por estrés postraumático cuanto mayor sea el número de pérdidas gestacionales sufridas. Discusión y conclusión Existen diferencias significativas en la prevalencia de trastorno por estrés postraumático entre las puérperas en cuanto a la edad, el número de embarazos y el número de pérdidas gestacionales. Es más probable padecer trastorno por estrés postraumático tras una gestación posterior a una pérdida gestacional cuanto mayor sea el número de pérdidas gestacionales sufridas.
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Abstract Background Around 30% of pregnancies conclude in a gestational loss. Most women who suffer a gestational loss become pregnant again. However, mothers who have experienced this situation live the new pregnancy with fear and anxiety. Objective To perform an update of the main works done in the study of post-traumatic stress and related symptoms during pregnancy after a gestational loss. Method The Medline database was consulted. Articles published from 2007 to date were selected. Key words related to the topic of study were used. Results The studies reviewed showed five entities that deserve attention during a pregnancy achieved after a gestational loss: post-traumatic stress, depression, anxiety, relationship, and relationship with the future child. There is a relationship between the presence of post-traumatic stress and the risk of developing depression and anxiety. Discussion and conclusion Women who experience perinatal loss, regardless of the type of loss and the gestational age in which it occurs, are at risk of continuing grief, symptoms of depression, anxiety, and post-traumatic stress in later pregnancy. The gestational age and the time elapsed between the perinatal loss and the next pregnancy seem to be the most influential factors in the development of post-traumatic stress sindrome, and symptoms of dysfunctional grief, anxiety, and depression.
Resumen Antecedentes Alrededor de un 30% de los embarazos concluyen en una pérdida gestacional; de este porcentaje, la mayoría de las mujeres vuelve a quedar embarazada. Sin embargo quienes han experimentado esta situación viven con miedo y ansiedad su nuevo embarazo. Objetivo Realizar una actualización de los principales trabajos realizados en cuanto al estudio del estrés postraumático y los síntomas relacionados con el embarazo posterior a una pérdida gestacional. Método Se consultó la base de datos Medline y se seleccionaron artículos publicados desde 2007 hasta la fecha. Se emplearon palabras clave relacionadas con el tema de estudio. Resultados Los estudios revisados mostraron cinco entidades que merecen atención durante un embarazo experimentado tras una pérdida gestacional: estrés postraumático, depresión, ansiedad, relación de pareja y vínculo con el futuro infante. Se encontró que existe una relación entre la presencia de estrés postraumático y el riesgo de desarrollar depresión y ansiedad. Discusión y conclusión Las mujeres que experimentan pérdida perinatal, independientemente del tipo de pérdida y de la edad gestacional en la que se produce, corren el riesgo de continuar el duelo, los síntomas de depresión, la ansiedad y el estrés postraumático durante el embarazo posterior. La edad gestacional y el tiempo transcurrido entre la pérdida perinatal y el siguiente embarazo parecen ser los factores más influyentes en el desarrollo del síndrome de estrés postraumático, así como de síntomas de duelo disfuncional, ansiedad y depresión.
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Estudios recientes demostraron que una intervención enfermera de educación sanitaria en la insuficiencia cardiaca (IC) evita descompensaciones. Por otro lado, dado que existen diferencias de género en los patrones de la IC, las intervenciones tendrán también efectos distintos. Objetivos: determinar la existencia de posibles diferencias según el género de los pacientes, en el efecto de una intervención enfermera respecto al autocuidado. Materiales y métodos: se realizó un estudio cuasiexperimental con pacientes atendidos en consulta de IC (129), seleccionados en dos tiempos, primer trimestre año grupo control (62), y segundo trimestre año grupo intervención (67). Todos se evaluaron tres veces: primera consulta, tres y seis meses. Al grupo intervención se aplicó en cada visita una intervención enfermera que consistía en educación terapéutica, control y seguimiento de su IC. Resultados: Inicio: T.A. sistólica hombres 133,90 ± 0,96 (DE 27,77); mujeres 119,64 ± 0,57 (DE 18,72). Cuidador 93 % hombres, 63 % mujeres. Conducta terapéutica 2,07 ± 0,02 (DE 0,20) hombres; 3,04 ± 0,01 (DE 0,31) mujeres. Final: autocuidado -16,00 ± 2,08 (DE 10,99) hombres; -9,68 ± 2,22 (DE 12,92) mujeres. Adherencia terapéutica 1,32 ± 0,35 (DE 1,83) hombres, 2,94 ± 1,87 (DE 10,93) mujeres. Mejoría muy similar de la Nursing Outcomes Classification (NOC) en todos. Conclusiones: en el grupo de estudio participaron más mujeres. Los hombres tuvieron más comorbilidad, consumo de tabaco, alcohol. Inicialmente los hombres presentaban mejor calidad de vida. Después de la intervención mejora el autocuidado en todos los participantes pero el doble en hombres. También mejora adhesión terapéutica en todos, en las mujeres mejora el doble. Todos los pacientes mejoran respecto a la calidad de vida y resultados NOC.
Recent studies show that nurse intervention in health education in Heart Failure (HF) prevents decompensation in Heart Failure (HF). Furthermore, given gender differences in HF patterns, the interventions will also have different effects. Objective: To determine the existence of possible differences in the effects of a nurse's intervention regarding self-care based on the patient's gender. Materials and method: A quasi-experimental study was carried out with HF patients (129). They were selected at two different times: first quarter's control group (62) and second quarter's intervention group (67). They were all assessed three times: first appointment, three and six month check-ups. The intervention group underwent a nurse intervention during each visit, consisting of therapeutic education, control and monitoring of their HF. Results: Beginning: Systolic blood pressure in men 133.90±0.96 (DE 27.77), women 119.64±0.57 (DE18.72). Caregiver 93% male, 63% female. Therapeutic approach 2.07 + 0.02 (DE0.20) men, 3.04+0.01 (DE 0.31) women. Final: self-care -16.00±2.08 (DE10.99) men, -9.68±2.22 (DE12.92) women. Therapeutic adherence 1.32±0.35 (DE1.83) men, 2.94±1.87 (DE10.93) women. Very similar improvements in the NOC of all patients. Conclusions: More women participated in the study than men; [1] the former showed a higher percentage of comorbidity, smoking and alcohol consumption than women and they had an informal caregiver. As to self-care and adherence to treatment, no significant differences were found between genders, while quality of life was better in men. After the intervention, the researchers found that all patients improved in terms of quality of life and NOC (Nursing outcomes classification), as did the self-care and therapeutic adherence of all participants. [2] It is worth noting that men scored twice as high in self-care, while women did so in therapeutic adherence.
Estudos recentes demonstraram que uma intervenção enfermeira de educação sanitária na insuficiência cardíaca (IC) evita descompensações. No entanto, tendo em vista que existem diferenças de gênero nos padrões da IC, as intervenções terão também efeitos diferentes. Objetivo: determinar a existência de possíveis diferenças segundo o gênero dos pacientes, no efeito de uma intervenção enfermeira a respeito do autocuidado. Material e método: realizou-se um estudo quase experimental com pacientes atendidos em consultas de IC (129). Selecionados em dois tempos, primeiro trimestre ano grupo controle (62) e segundo trimestre ano grupo intervenção (67). Todos foram avaliados três vezes, primeira consulta, três e seis meses. Ao grupo de intervenção, foi aplicada, em cada visita, uma intervenção enfermeira que consistia na educação terapêutica, controle e seguimento de sua IC. Resultados: início: TA sistólica homens 133.90±0.96 (DE 27.77), mulheres 119.64±0.57 (DE18.72). Cuidador 93% homens, 63% mulheres. Comportamento terapêutico 2.07 + 0.02 (DE0.20) homens, 3.04+0.01 (DE 0.31) mulheres. Final: autocuidado -16.00±2.08 (DE10.99) homens, -9.68±2.22 (DE12.92) mulheres. Adesão terapêutica 1.32±0.35 (DE1.83) homens, 2.94±1.87 (DE10.93) mulheres. Melhora muito semelhante dos NOC (Nursing Outcomes Classification) em todos. Conclusão: do grupo de estudo, participaram mais mulheres do que homens; contudo, estes últimos tiveram mais comorbidade, consumo de tabaco e de álcool e dispunham de uma cuidadora informal. Com relação ao autocuidado e a adesão ao tratamento, na valoração inicial, não se constatou uma diferença significativa entre ambos os gêneros, enquanto na qualidade de vida, o resultado foi melhor nos homens. Após a intervenção, observou-se que todos os pacientes melhoraram os resultados em qualidade de vida e em Nursing outcomes classification (NOC), bem como no autocuidado e na adesão terapêutica. É relevante destacar que os homens dobraram a pontuação em autocuidado e as mulheres em adesão terapêutica.